La
pobreza es un cuadro paradójico, ni una realidad inexplicable. Las
desigualdades son injusticias históricas, no destinos inapelables. El estado
fracasado y vaciado es el resultado de decisiones políticas por acción u
omisión, y no fruto del destino. El vacío de ética no es silencio retórico,
sino estado de impunidad. La consistente claridad de Kliksberg es también
nuestra convicción.Es una mundialización que se debate entre profundizar las
peores formas de hostilidad y miseria o avanzar hacia procesos de integración
estratégica y equilibrios sustentables, no dudamos de qué lado estamos
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